El lunes el expresidente y candidato Donald Trump se defendió de las acusaciones en un complicado inicio de semana empañado por varias polémicas.
"No soy un nazi", dijo Trump para responder a quienes le acusan de ser "fascista" y de querer gobernar Estados Unidos de forma autoritaria si gana las elecciones presidenciales dentro de ocho días.
La recta final de las elecciones ha estado marcada por los ataques personales en lo que probablemente serán los comicios más reñidos de la historia contemporánea de Estados Unidos.
Kamala Harris, rival de Trump, dijo que el exmandatario "es aún más inestable y más desquiciado, y ahora quiere un poder sin control", declaró este lunes en un acto en Michigan (norte), uno de los siete estados que pueden decidir el resultado electoral junto con Pensilvania, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte, Arizona y Nevada.
Trump ha llamado "asesinos" y "terroristas" a los migrantes y dice que "envenenan la sangre del país", pero desmintió que aspire a convertirse en un líder autoritario al estilo de "Hitler".
"La nueva línea de Kamala (Harris) y su campaña es que todos los que no votan por ella son nazis. Somos nazis", afirmó ante una muchedumbre enfervorizada en Atlanta.
Trump contó que su padre solía decirle que no usara nunca la palabra nazi ni Hitler y criticó a los demócratas por utilizar ambas.
"Él es Hitler y luego dicen él es un nazi. Yo no soy un nazi, soy lo opuesto a un nazi", afirmó en Georgia.
Esto ocurre apenas días después de que su exjefe de gabinete en la Casa Blanca, John Kelly, dijera al New York Times que Trump encaja en la definición de fascista, además, aseguró que el republicano que le dijo que Adolf Hitler "también hizo algunas cosas buenas".
Harris ha dado crédito a las declaraciones de Kelly, un exgeneral de los Marines, y ha acusado a Trump de admirar "a los dictadores".
Por otra parte, desde el domingo ha estallado una nueva polémica por comentarios racistas hechos por algunos oradores en un mitin del republicano.
"Hay una isla flotante de basura en medio del océano en este momento, creo que se llama Puerto Rico", afirmó el humorista Tony Hinchcliffe, que también se burló de los latinos diciendo que "les encanta hacer bebés".
El cómico también parodió a judíos y palestinos y se mofó de un hombre negro, con el estereotipo de que a los afroestadounidenses les gusta mucho la sandía.
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